Vuelo de Sabadell a Pamplona

Despegamos de Sabadell en la Cessna 172 con motor Continental de 6 cilindros. El tiempo es claro y el viento suave. La pista en servicio es la 13.

Con potencia a tope el motor ruge y soltamos los frenos. El ligero avión acelera y empieza a recorrer la pista. Poco antes de la mitad de la misma, ya estamos en el aire. En el aparto volamos el instuctor y un alumno del curso de Piloto Privado al que le han sobrado unas horas.

A 1000 pies de altitud, volando en línea recta, ya podemos observar el litoral de Barcelona, con la torre Mapfre y el hotel Arts, pero enseguida debemos seguir con el procedimiento y virar a la derecha para abandonar el ATZ por el punto W.

El siguiente punto de recorrido es Igualada, al que llegamos a una altitud de 4500 pies, para no entorpecer las maniobras de los distintos veleros que hay en la zona. El tiempo sigue en calma y el avión apenas sufre ligerísimas turbulencias. Sin embargo, a lo lejos, empiezan a vislumbrase las inconfundibles puntas de las nubes cumuloides.

Ponemos rumbo directo a la ciudad de Lérida, pasando entre los numerosos campos eólicos instalados en Cataluña en los últimos años. La visibilidad se reduce ligeramente después de pasar por el lado derecho de Santa Coloma de Queralt y parece que la neblina nos va a compañar durante el trayecto sobre el llano de Lérida.

Control Barcelona nos informa de un tráfico a nuestra misma altura y en sentido opuesto. Decidimos descender a 4000 pies mientras miramos fuera para detectar a la aeronave. Finalmente nos cruzamos con ella a unos 500 metros de distancia y a unos 500 pies de diferencia. Es una Diamond DA20 de otra escuela de Sabadell.

Llegamos a la ciudad de Lérida sin novedad y habiendo recuperado los 4500 pies. Desde nuestra posición se ve perfectamente el nuevo aerópuerto. Pedimos permiso para hacer una pasada baja por la pista, pero no recibimos respuesta, ya que, este aeropuerto, de momento se controla solamente dos días a la semana. Decidimos hacer la pasada baja y notificarlo por radio.

Proseguimos en dirección al Aeropuerto de Huesca. En este momento decidimos usar el VOR, porque las referencias visuales son escasas y nuestro conocimiento de la zona es inferior. Además la visibilidad sigue siendo un poco justa. A lo lejos, sobre las montañas del Pirineo, las formaciones nubosas empiezan a ser importantes.

En las proximidades de Huesca notificamos nuestra posición para información de tráfico. Solamente hay dos tecnam P2002, con alumnos chinos, haciendo tomas y despegues, por lo que mantenemos rumbo y altitud. Contactamos, así mismo, con el Aeropuerto de Zaragoza para asegurarnos de que las zonas prohibidas y restringidas circundantes están abiertas al tráfico civil...

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